lunes, 25 de enero de 2016

GUASIPATI VIVE DE LA GANADERÍA Y NO NECESITA DEL ORO DE El CALLAO



Ciudad Bolívar, 5.9.68 (Especial).
Guasipati, que antes vivía de las sobras del oro de El Callao, ahora tiene medios propios de vida: la ganadería. Después de Upata es la región ganadera más importante de la zona del Yuruari. Por cada habitante que vive en jurisdicción del Munici­pio, hay unas cinco cabezas de ganado vacuno, según se dedu­ce de un folleto de la División de Estadística del Ministerio de Agricultura y Cría.
Por eso Guasipati honra hoy a su Patrona, Nuestra Señora del Rosario, y a la fecha de su fundación, con una Feria Agro­pecuaria. Es la segunda que se inició ayer y terminará el lunes próximo. En sus instalaciones  ganaderos del Distrito Ros­cio exponen más de 300 animales, de los cuales, las dos ter­ceras partes serán subastados con créditos aportados por el Banco Agrícola y Pecuario y el Banco de Fomento Regional.
Según informó el señor Ma­nuel Otero, Presidente de la Fe­ria, también se exponen unas 300 muestras agrícolas y produc­tos de la artesanía criolla.
El Distrito Roscio, del cual Guasipati es su cabecera, cuen­ta con más de 100 mil cabezas de ganado asentadas en unas 800 fincas. Los favores del Plan de Fomento Pecuario en 25 mil hectáreas de pastos artificiales que va modificando el sistema precario de la ganadería exten­siva. Ciudad Bolívar y San Fé­lix constituyen el principal mer­cado ganadero de Guasipati.
Guasipati está al sureste —278 kilómetros— de esta ciu­dad y fue fundada hace 211 años
por los capuchinos catalanes, sobre una loma arenosa rodea­da de sabanas buenas para pas­tar el ganado. Más de 700 in­dios karámakotos habitaban en un principio la región y fueron convencidos por los catequizadores para trabajar la tierra y aprender a pensar y a amar a Dios como los blancos. De aquella misión de capuchinos queda hoy esta Guasipati ga­nadera, con una población en su solo casco de unas 3.500 al­mas. Guasipati es un pueblo silencioso, acogedor y amable, que hoy está de fiesta y emban­derado, listo para recibir a to­dos cuantos de otros lugares vecinos y lejanos se acercan no sólo para observar los adelan­tos y perspectivas de su gana­dería, sino también para disfru­tar de la hospitalidad de su gente.

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