Ciudad Bolívar, 24.11.68 (Especial)
Ricos placeres de diamantes han sido localizados y están siendo
explotados de manera intensa al Sur de
este Distrito, propiamente en el Río Parupa que desemboca sobre, la margen izquierda del Caroní.
Centenares de -Mineros profesionales, obreros y agricultores
desempleados emigran nacía la región en busca de fortuna. Todas las -noticias
que vienen de Urimán, el pueblo más cercano a los placeres y en donde los aviones
hacen escala, son generalmente buenas.
Las noticias dicen que el minero que menos trabaja saca durante la
semana cuatro mil bolívares en diamantes". Actualmente se estima que hay
unos tres mil mineros concentrados a lo largo de un kilómetro del lecho del
río horadando la tierra día tras día a fuerza de barra y palín. Hay socios de
cuatro o seis mineros que en "un corte" de parcela de tierra de
cuatro metros cuadrados autorizada por el guardaminas, han obtenido una
producción de 40 y 50 mil bolívares.
Parupa queda entre Urimán y Canaima, a 240 kilómetros de esta ciudad
trazando en el mapa una línea imaginariamente recta. Para llegar hasta allá es
sumamente difícil y se logra haciendo escala en Urimán por via aérea
utilizando aparatos de corta pista, generalmente avionetas
o aviones DC3. Luego hay que navegar
el Caroní y trasponer tres saltos y varios raudales. Esta operación tarda en curiara
con motor fuera de borda unas cuatro horas.
La "bulla" del diamante
se ha extendido rápidamente por toda Guayana y de todas, partes del interior se
mueve gente hacia la mina. Es sin duda algo excepcional por este tiempo. No hay c.upo en los aviones. El
fluir es constante de esta ciudad a Urimán y de aquí a Parupa. El aeropuerto
local ofrece al visitan- te una apariencia distinta a la habitual. En vez de
los consabidos turistas y de la gente bien vestida que viaja a Caracas u otras
ciudades del país, se ven en los sillones, mesas del bar, comedor y pasillos a
recios hombres y mujeres de trabajo, con camisas y faldas arremangadas,
sombreros alones y una piel bien tostada, aguardando el próximo vuelo.
Aeropostal ha tenido que intensificar sus vuelos y montar un puente
aéreo ininterrumpido entre Urimán y Ciudad Bolívar: sin embargo los mineros se
quejan aguardando hasta cuatro días para conseguir cupo.
El movimiento minero de Parupa se parece mucho al que se originó en 1961
y 1962 en Caroní Abajo, a 80 kilómetros de esta ciudad. Las bombas de diamantes
que entonces aparecieron en Río Claro, El Merey y Playa Blanca elevaron la
producción diamantífera venezolana, durante esos dos años, en 310.669 quilates
métricos, o sea, 62.133,8 kilogramos. La explotación diamantífera en Guayana
desde 1930 cuando Lucas Fernández Peña fundó a Santa elena de Uairén y comenzó
a trabajar los placeres de diamantes de Paratepuy en las cercanías del río
Surucún, n esta zona fue donde Jaime Hudson
(a) Barrabás, encontró una piedra del tamaño de un pera que luego resultó ser
una diamante de 155 quilates y cuyo dinero malbarató en largas correrías de parranda
y placer. Barrabás, un negro magro con
dentadura recargada de oro, vive ahora en Urimán vendiendo ron y mujeres cuando se habla con él no quiere recordar los
viejo tempos, pero afirma que no se arrepiente del uso que le dio al fruto de
su hallazgo. Guayana es la única región
del país rica en diamantes, pero su producción no es tanta como para que
Venezuela esté al lado de los grandes productores mundiales como la República
del Congo, república de Suráfrica, Rusia,
Ghama, sierra Leona, sur este de África,
Angola, Liberia, Tanganica y Brasil.
La producción mundial en 1963, por ejemplo, fue de 36.551 millones de
quilates, a la que la República del Congo aportó 20.448 quilates, según
estadística de la Mineral Yearbook Bureau of USA.
Venezuela acusa, según estadísticas del Ministerio de Minas, un promedio
aproximado de producción anual del orden de los 105 mil quilates métricos al
año. La producción quilates en 1962 fue o ha sido la
más alta de todos los tiempos.
La producción diamantífera venezolana durante el año pasado, según la
Carta Semanal del 4 de mayo, fue de 69.629 quilates métricos, cantidad que,
comparada con la del año 1966 -que fue de 84.699 quilates- acusa una
disminución absoluta de 15.070 quilates métricos, equivalente a un descenso
relativo del 17,79 por ciento.
Este descenso notable del año pasado venía repitiéndose en el presente
año. Pero es posible, en la opinión de la gente del medio minero, que la
producción normal se restablezca en lo que falta de año con la notable producción
que están arrojando los placeres del Río Parupa, en el Alto Caroní.
Compradores de diamantes que viajan constantemente de Caracas a esta
ciudad, estiman la producción de Parupa en los dos últimos meses, superior a
los 20 mil quilates métricos de diamantes tipos talla, industrial y bort, la
que puede representar más de dos Millones, de- bolívares si se' toma en cuenta
la superioridad del tipo talla en la producción al precio de Bs. 180 el quilate
en el propio sitio de la mina. El tipo industrial se compra a Bs. 40.
A los compradores de diamantes, casi nunca les da tiempo bajar a los
propios placeres diamantíferos. La más de las veces, al descender del avión o
de la avioneta, encuentran a grupos de mineros con sus frascos llenos de gemas,
aguardándolos bajo el cobertizo improvisado del aeropuerto. Aquí mismo
liquidan la mercancía sin mucho temor por los asaltantes. Los mineros se
conocen muy bien unos con otros y dentro de su espíritu aventurero despierta
una gran confianzas.
La hostilidad de la selva, gripe, la
fiebre, la fatiga, la diarrea y las picadas de la mosca verde, son
los grandes enemigos 'de los mineros que hormiguean en las minas de Parupa. No hay
vigilancia, no existe asistencia médica, pero el minero lo olvida y se aferra
a la tierra en desafío
perenne.
Juan
Ruperto García y Trino Salazar, viejos mineros, nos trá,en abundantes
noticias de cuanto °Lune en Parupa y al final han 'de concluir
en que es muy bueno
aventurarse a buscar diamantes, pero que el diamante también tiene sus
miserias, sus grandes riesgos y penalidades y que a la postre
los más serán los menos
favorecidos en esta danza volcánica de los diamantes.
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