Paquita y Dolores, dos valientes hermanitas que luchan contra el mundo del silencio
Ciudad Bolívar, 19.10.68 (Especial)
Sabemos que los adelantos de nuestra época han contribuido a abrirle
caminos de esperanza a los seres invalidados de la voz, el oído o la
vista y que en la actualidad existen escuelas adaptadas a sus necesidades y que
se han perfeccionado instrumentos para enseñarles a leer, a hablar y
comprender. La prueba en nuestro país se presenta en el caso de ciegos graduados
recientemente de abogados en la Universidad; sin embargo, en provincia
adentro resulta fantástico y milagroso para el común de la gente, ver a un
ciego leer y creerlo capaz de participar en un foro defendiendo una causa. Lo
mismo ocurre con respecto a los sordomudos. La gente corriente se sorprende y
ve como un hecho sobrenatural el que un sordomudo pueda leer la palabra en los
labios de sus semejantes y ejecutar algún instrumento musical de difícil manejo
para quienes están bien dotados de sus sentidos.
Pero a medida que transcurre el tiempo, esta misma gente tendrá que
darse cuenta que no es tan imposible y milagroso el que los ciegos como los
sordomudos puedan llevar una vida como la de cualquier ser normal. La
imaginación y la ciencia trabajan constantemente a favor de estos seres
físicamente deficientes y cuentan con el valor, la entereza y voluntad de ellos
para vencer sus dificultades.
Paquita y Dolores son ejemplos vivos de lo que pueden lograr los
seres aprisionados por el silencio y la oscuridad del medio que los rodea. Su
caso es más emocionante aún porque se trata de mellizas. Mellizas con ojos luminosos
y rostros de ángel.
Paquita y Dolores son venezolanas, pero nacidas hace 17 años en
Cataluña, Provincia de España.
Ellas viven en un mundo fantástico y etéreo, desde donde sólo se observan seres y objetos que andan. Estamos lejos de creer que vivan
bajo una atmósfera de aflicción; por el contrario, no se percibe perturbación
psicológica en ellas, al menos, ayer por la mañana cuando el profesor José Francisco
Miranda (Fixi) se las ingeniaba para darles clase de piano.
Nos conmovieron estas jóvenes mellizas con "The Fair", del
compositor Gurlitt Cornelius, interpretada al piano a cuatro manos. Este fue el
ejercicio de prueba para pasar eximidas al segundo año. Fueron las únicas
eximidas en teoría, piano y el solfeo que practican, a falta de voz, con un
ejercicio rítmico, de medida. Su paso por la Escuela de Sordomudos de Caracas,
les permite, mediante una pedagogía especial, asimilar las palabras por la
vista según sean los movimientos de los labios y la lengua de su interlocutor.
Esto, según el profesor Miranda, ha sido básico en sus lecciones de música,
tanto como la instrucción primaria que poseen y su sensibilidad para
percibir las vibraciones. Se cree que la perciben porque de otra manera no se
concibe que ejecuten el piano.
Su madre, que casualmente se hallaba en la Escuela de Música
"Carlos Afanador", cuando nos interesamos por las mellizas, dice que
es normal el aparato vocal de las jóvenes,
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