Ciudad
Bolívar, 29.8.69 (Especial)
Siete
personas, entre ellas una mujer, han muerto en las minas diamantíferas de San
Salvador de Paúl, mordidas por serpientes.
La
información la trajo del propio campamento minero el caraqueño de 33 años,
Jesús Alberto Fernández, quien permaneció allá durante 27 días probando suerte
en la búsqueda de diamante.
Fernández
cuenta que en las sabanas de San Salvador de Paúl abunda la serpiente
"yarayaca" y la "cuaima correlona", que son muy activas y
aguardan a sus víctimas camuflándose entre la humedad y la paja.
—Cerca de
mí, y en oportunidades distintas, vi caer a dos personas, una mujer y un
hombre. víctimas de las mordeduras de la "yarayaca". En total,
mientras estuve allá, conocí de siete personas que han muerto por picadas de
serpiente —comentó.
por qué te
regresas?
—Ah, tuve
que venirme porque me atacó "la lunática", una gripe muy fuerte que
arrincona a los mineros.
—Y tu
profesión es la de minero?
—No precisamente.
Minero soy desde hace poco menos de un mes. Me vine de Los Chorros de Caracas,
hasta Ciudad Bolívar. atraído por las noticias que daba la prensa y la radio
sobre las minas de diamantes. De aquí de Ciudad Bolívar me fui a San Salvador
sólo con el pasaje y 4 bolívares en el bolsillo, y al llegar -allá, me las
arreglé como pude.
Fernández
que aprendió a "suruquear" en la propia mina sirviéndole de ayudante
a un minero veterano, pero que a esta altura podría bregar un barranco el solo
por su cuenta. Pienso volver a trabajar
una parcela que dejé boleteada.
—¿Y cómo es
la producción, en términos generales?
--La
producción es buena porque todo el mundo coge; pero el-gran negocio lo tienen
los mineros brasileños, porque trabajan muy ligados. En estos días hubo uno que
extrajo un diamante que fue valorado en 97 mil bolívares. Pero ellos prefieren
vender los diamantes en su tierra, porque allá cuestan cuatro veces más que
acá.
—¿Y cuántos
barrancos cavas-te?
—Yo y mi
socio hicimos tres barrancos de 2 metros cuadrados por 80 centímetros de
profundidad, y nos dio una producción de 4.000 bolívares, de los que traigo 700.
-El resto?
—Bueno, lo compartí
con el sacio y pagamos la comida. Además, mientras estuve por allá le giré a
mi mujer.
—¿Te gusta
el 'trabajo de las minas?
—Es muy duro
y tiene sus riesgos. Yo, por ejemplo, vivía atemorizado por las culebras.
pero tan pronto me cure "la lunática" vuelvo… Y José Alberto
Fernández, mostrando barba, gripe y rostro macilento, se despidió hasta
pronto,
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