viernes, 25 de diciembre de 2015

Al Libertador y a Piar Los Hermanó la Muerte

Momento cuando se le rendían honores al re cien inaugurado bronce del General Piar en
Ciudad Piar, Estado Bolívar.   (Foto Compiani).

Y la justicia histórica borró las querellas y vela sus nombres como común patrimonio de gloria, dijo el Dr. Luis Villalba Villalba en su discurso de orden pronunciado ante el bronce de Piar


Ciudad Piar, 06.04.68 (Especial.) Américo Fernández.
"Al Libertador y a Piar los hermanó la muerte; y la justi­cia histórica borró las querellas y vela sus nombres como co­mún patrimonio de gloria", dijo el doctor Luís Villalba Villalba, Presidente de la Sociedad Boli­variana de Venezuela, en su dis­curso de orden pronunciado an­te un bronce de Piar ofrenda­do por la Orinoco Mining Com­pany al gobierno y pueblo de Guayana.
-: El bronce de Piar, héroe de la Batalla de San Félix, se erige en el Centro Cívico de esta ciu­dad sobre un monumento de mármol con un alma de 1,75 me­tros de altura y se debe a las manos escultoras de Santiago Poletto Lomberti, natural de Ca­racas y quien también modeló las estatuas del Libertador y la del General Piar en Willems­tand, Curazao.
La Gerencia de la Orinoco Mi­nina Company acogió favorable­mente la iniciativa de la Socie­dad Bolivariana de Venezuela pa­ra erigir un busto del General Piar en Ciudad Piar, que jun­to con Puerto Ordaz son las co­munidades surgidas del hierro en la Guayana venezolana.
El Presidente de la Orinoco Mining Company, en un acto es­pecialmente programado con la participación de un grupo de personalidades de Venezuela y Curazao, pronunció un breve dis­curso y a nombre de la empre­sa que dirige hizo entrega a la comunidad de este monumento, "como homenaje al pasado y en especial al hombre que con te­nacidad y valentía luchó por esta región con la cual estamos identificados e integrados ..."
El Presidente de la Sociedad
Bolivariana inició su discurso di­ciendo que la OMC "al rendir honor a Piar se ha enaltecido a sí misma".
---No estamos ya en la hora de las desesperaciones y las ba­tallas sangrientas por el logro de la independencia de la Pa­tria, sino de las inquietudes constructivas y las batallas ideo­lógicas y culturales por conquis­tar para la República el pues­to eminente a que tiene derecho en el seno de las naciones civi­lizadas —expresó el doctor Luis Villalba Villalba.
El profesor Villalba habló de la desconfianza, incomprensiones y suspicacias que se gestan en los períodos revolucionarios, del frenesí de las pasiones y de "la punzante realidad de un mundo en que ni siquiera se subliman el cerebro y el corazón, porque
la Humanidad no quiere sino aturdirse con los espasmos de la convulsión, con el vértigo de los instintos y de los febriles vagi­dos del parto que penetran has­ta las entrañas".
—Es una humanidad que no quiere convencerse —continuó—de que no se pueden aventar impunemente las esencias filosó­ficas y religiosas; y de que la vida civilizada no es sólo pro­ducción y distribución de rique­zas y pretensiones de poderío, sino refinamiento y de­leite espiritual, revelación auro­ral de ideales con fuerza de ad­vertencia.
Justificó las grandes decisio­nes del Libertador "en un me­dio social recién salido del ini­cuo disfrute de la esclavitud, donde la violencia andaba de bracero con la ignorancia y el fanatismo religioso, y donde la habilísima y bien dosificada pro­paganda de los realistas se ha­cía de prosélitos entre los indi­vidualismos anárquicos y la co­rrosiva altanería, de los caudi­llos para que se en­tredevoraran y quedaran los cau­sahabientes de la monarquía usu­fructuando mansamente la ad­ministración de los dorados feudos coloniales".
Dijo el Dr. Villalba que "sui­cidio habría sido en aquella si­tuación crítica, mientras los fu-sileros enemigos apuntaban al corazón de la patria, en vez de la férrea disciplina para salvar­se de la destrucción y yugular las raíces nutricias de una ti­ranía secular, se toleraran no ya discrepancias sino temeridades y hasta énfasis sibilinos y abier­tos desafíos".

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