sábado, 14 de mayo de 2016

109 Años Cumplió Anciana Guayanesa el Día de la Madre



Ciudad Bolívar, 15.5.70 (Especial).
Una anciana guayanesa que ha tenido 16 hijos, 90 nie­tos, 110 biznietos, 60 tatara­nietos y 2 choznos, cumplió 109 años el domingo, Día de las Madres.
Cumpleañera y madre fue­ron motivos dobles para que todo su vecindario, liderado por el comerciante Angel Vé­lis Ponce, se declarara en fiesta animada en la propia casa de doña Petra Pantoja. Estuvo llena de gozo la an­ciana, que hasta bailó un jo­ropo con Carmen Luisa, la esposa del Gobernador. No faltaron el Arzobispo, Mon­señor Crisanto Mata Cova y distinguidas personalidades que llevaron regalos a la ma­dre y cumpleañera.  también una serenata con valses del 800 fue llevada a la cen­tenaria mujer por la Banda de la Sexta División, y una emisora local —Radio Bolí­var— trasmitió el acto.
Doña Petra Pantoja es el ejemplar más recio de una fa­milia longeva por línea ma­terna. Nació en el campo "La Tortuga", muy cerca de esta ciudad, y cuando estaba en su ardor la Guerra Fede­ral que acaudilló Ezequiel Za­mora.
Tiene los ojos claros y co­mo azulados esta viejecita capaz todavía de enhebrar una aguja. Lo dice ella mis­ma con voz fuerte y golpea­da.  Lo atestiguan su hija mayor. Eulalia, que tiene 78 años, y piensa vivir tanto co­mo su madre.
Doña Petra Pantoja ha sobrevivido a 10 de sus die­ciséis hijos, y  asimismo  a su esposo, Ramón Pantoja, quien murió de un derrame cerebral, a la edad de 47 años.
Al pescado de agua dulce, a la batata y a la leche, atri­buye doña Petra Pantoja los poderes que han influido tan­to en su prolongada vida. Dice tener sólo dos vicios, el café y el tabaco. Su mal más re­ciente fue la "Hong Hong". De su casa, ubicada entre el Paseo Heres y la Avenida Maracay, camina a pie hasta Vista Hermosa, que queda a dos kilómetros. Además, plan­cha, lava, y cuando una de sus hijas se enferma, la ayu­da en los menesteres de la cocina.
Doña Petra Pantoja dice no saber leer ni escribir, y adu­ce que para su época no se conocían escuelas en Guaya­na; si acaso una que otra pa­ra enseñar a los hijos de la gente rica, sobremanera mu­chos alemanes y corsos que controlaban el comercio.
Que ella recuerde, durante su juventud, un Preceptor de Escuelas ganaba 20 pesos al mes; hoy se sorprende al oír que un maestro gana diez ve­ces más, "Se lo merecen —co­menta—, aunque ahora no enseñan tanto como antes".
Para no cansarla más, dejamos a la anciana estrenando la mecedora que le regalaron el Día de las Madres y recibiendo muchos regalos y besos de quienes anhelan vivir tanto como ella.

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