Dijo
J. F. Reyes Baena con motivo de los 125 años del nombre de Ciudad Bolívar
Ciudad
Bolívar. 2. 5.71 (Especial).
"Si
nuestras riquezas nacionales o regionales sólo sirven para incrementar las
ganancias del capital foráneo, con las consiguientes limitaciones de nuestro verdadero
desarrollo, sería mejor regresar a la
condición de país pobre, pero honrado y sobre todo libre, dijo anoche en un
discurso el escritor y sociólogo J. F. Reyes Baena.
Reyes
Baena pronunció su discurso en una sesión solemne de la Asamblea Legislativa,
convocada expresamente para conmemorar los 125 años del nombre de Ciudad
Bolívar. Antes esta ciudad se denominaba Angostura.
Dijo
refiriéndose a Guayana, que el desarrollo no es el auge de la
industrialización. No consiste en el montaje de muchas fábricas y talleres, ni
en el incremento del kilometraje de las autopistas, ni en el aprovechamiento
de determinadas fuentes de energía. Ni en la producción manufacturada de
renglones comercializables. Ni en el índice de explosión demográfica,
—Hay
desarrollo, o sea, salida del subdesarrollo hacia el desarrollo —set Ole—
atiendo se cumple una política destinada a cambiar el modo de producción
precapitalista, a procurar una mayor y efectiva participación del capital
nacional, a realizar una dirección por parte del Estado, capaz de orientar una
planificación de signo inconfundiblemente nacionalista. Y esto es así porque
sólo de esta manera podemos asegurar una indepenciencia que garantice la
autonomía económica del país en todos los órdenes y en todas sus áreas de
producción.
Cuando
se habla del extraordinaria movimiento de una región venezolana en virtud de
que allí se abren nuevas fuentes de trabajo, se ensanchan o se fundan ciudades,
se instalan plantas de procesamiento industrial, se aumenta el volumen de la
construcción urbanística, lo que hay que preguntarse es con qué capital se hace
todo esto, con qué tipo de participación de los trabajadores como fuerza de
producción, en qué grado el Estado el que toma en sus nos el planteamiento, la
orientación y la realización de los proyectos. Porque no es raro ver más bien
todo en mano extranjera, en manos de un capital usurero que si aparece
movilizando la actividad económica de esa región, lo que hace es contribuir en
el afianzamiento del predominio económico de consorcios internacionales. En una palabra, lo que se desarrolla es el
sub desarrollo o sea la dependencia, la obediencia, el sometimiento al capital
extranjero.
El
desarrollo no es entonces ni crecimiento, ni proceso, ni auge de capitales, ni
industrialización, en el sentido en que se entienden esas expresiones en el
lenguaje ordinario. El desarrollo es liberación.
Sólo
a la luz de esos criterios podríamos decir si Guayana está en la realidad en
el camino del desarrollo auténtico. Y en qué medida contribuye así al desarrollo
de Venezuela. Lo demás es espejismo. Pero un espejismo cruel. Porque produce
esa visión de ciudades y pueblos en desenvolvimiento incontrolado. con mucha
riqueza aparente y mucha pobreza real. Con miseria, analfabetismo, ausencia de
,servicios sanitarios, escasez de educación. delincuencia y prostitución.
En
otro capítulo de su discurso de 38 cuartillas, con duración de más de una hora
y ante la Cámara en pleno y un selecto público encabezado por el gobernador
Manuel Garrido Mendoza, el doctor Juan Francisco Reyes Baena habló sobre la
fantasmagoría de la riqueza fácil, de cómo Guayana ha pasado por muchas
coyunturas de riquezas fantasmagóricas.
El
oro, la sarrapia, el balatá, el hierro, el diamante, han sido billetes de
lotería en el sorteo gigantesco de la explotación universal. ¿Qué nos ha
quedado hasta ahora? La leyenda, otra vez, de que hemos tenido mucho. La
leyenda de una prosperidad que se diluye en la generosidad del guayanés, en
el azar de la economía nacional, en las garras del capital extranjero, del
contrabando y de la explotación del hombre por el hombre.
Dijo
que estos 125 años de su nombre deben' ser para Ciudad Bolívar la hora del
balance y que para comprender la significación de esta fecha es necesario
entender la historia como algo dinámico que no puede ser, y menos en esta
tierra, el exclusivo relato del pasado.
-Los
pueblos que inutilizan sus posibilidades en la exclusiva deificación del
pasado, se hacen esclavos de una pasividad emponzoñada. A la inversa, los
pueblos que aprovechan, el pasado, sin congelarlo en una negativa
petrificación, inspiran su aliento en lo más puro de sus anales y lo más
hermoso de sus ejecutorias, se salvan de ser víctimas de toda especie de colonización
mental, de sojuzgamiento cultural, de obediencia económica, de sujeción
política.
Manifestó
que la Historia de Guayana está colmada de pintorescas leyendas multiformes;
que ha sido Guayana un pueblo agobiado por la leyenda y que a esa leyenda hay
que darle un viraje distinto. En este sentido elogió el alto poder imaginativo
e intuitivo del guayanés, su don de fantasía para realizar lo irrealizable, no
por escape irresponsable, sino porque no concibe el fracaso.
Abogó
entonces por una interpretación dialéctica de suerte que se pueda utilizar
ese mismo poder imaginativo esa misma potencialidad intuitiva en una nueva
interpretación de aquel capital legendario con que Guayana ha venido ocultando
las verdaderas posibilidades de su geografía y de su historia.
REHABILITACION
DEL
ORINOCO
El
doctor Reyes Baena, en su largo discurso, hizo un enfoque sobre la
rehabilitación del Orinoco. Dijo que ni siquiera como río de los crepúsculos
espectaculares ha 'podido servir el Orinoco y que habría de sacarlo de la
anonimia a que lo condenó la ociosidad en la cual se ha venido manteniendo.
Habría que remodelarlo como vía de penetración interna, como camino de
comunicación internacional, cómo canal de acarreo nacional.
—E1
Misisipí —comparó—, con 25.000 kilómetros lineales, acarrea 200 millones de
toneladas por afio. El Volga, con 12.000 kilómetros, 140 millones. Y el Rhin,
de 8.000 kilómetros, 120 millones. El Orinoco es, en cambio, la representación
acuática del ocio, de la improductividad y de la destrucción, que es lo peor.
Estamos
desaprovechando un cauce de más de 1.000 kilómetros, aparte de que lo canalizado
no surte el rendimiento al cual podría ser destinado. La ramificación de los
efectos del aprovechamiento del Orinoco podría alcanzar a cubrir un área de
10.000 kilómetros en una región que carece de vías terrestres. Al indicar
esta situación, se ha apuntado, además, que esos 10.000 kilómetros estarían inscritos
en una región que pasaría del medio millón de kilómetros cuadrados. De nada
valen los argumentos de la competencia de las carreteras, del ferrocarril y del
avión. Son recursos de comunicación y de transporte que cumplen funciones
específicas y en nada estorban los proyectos que pudieran revitalizar el Orinoco
En cuanto al ferrocarril, es ahora
cuando hemos empezado a despertar para ver cómo es de cierto que sólo el afán
de lucro del capitalismo internacional puede frenar el desenvolvimiento de
otras vías que no sean el automóvil, el camión y los jets a propulsión. Es por
ello por lo que adelantamos de una vez, que ninguna tentativa de transformación
de Venezuela puede venir sino por la vía de la independencia económica y la autonomía
política. Fuera de ese cuadro de nacionalismo efectivamente militante, no hay
sino esclavitud y explotación imperialista.
La
presentación del escritor guayanés y quien fue director de este diario durante
seis años, estuvo a cargo de Humberto Fernández, presidente de la Legislatura.
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