Ciudad
Bolívar, 09.03.71
La
Parapara, pasatiempo similar al Quiminduñe, de los pueblos orientales, la
perinola, la zaranda de taparita, el clásico trompo y las pichas o metras,
juegos juveniles muy generalizados por esta época de Semana Santa parecen extinguir
en las principales ciudades de este estado Bolívar.
Era
divertido y espectacular ver diez años atrás muchachos en cualquier sector de
la ciudad lanzar sus trompos y decir: -¡Troya! -Al trompo. -Ni frío ni
arrempujao que el que pique una cuarta fuera de mi trompo, pierde.
Ahora
estos juegos no divierten a las grandes masas de estudiantes que parecen
ensimismados en otros atractivo y aplicaciones de los celulares inteligentes.
La
perinola igualmente ha caído en desuso. El famoso trompo de cuatro caras,
marcadas con las letras M.S.N.T. que significan “mete, saca, nada, todo”, no
se ha visto bailar sobre el pavimento o la mesa en esta temporada próxima a
la Semana Santa.
Podemos
afirmar lo mismo de la zaranda de taparita que baila y canta bajo, la amenaza
de otra zaranda que lanzada por el contrincante
que trata de malograr para ganar la
partida o el montante de la apuesta ajustada con anterioridad. Y no se diga
de la picha o metra. Solamente en los barrios se juega porque es difícil hacer
los hoyos en el macadam o pavimento.
Otro
pasatiempo de la Semana Mayor son las paraparas que suele entretener a los
muchachos y muchachas desde el Miércoles Santo hasta el Domingo de Resurrección.
Es un juego bastante parecido al quiminduñe donde uno de los jugadores
interroga al otro: "¿Pares o nones?" mientras esconde en una de las
dos manos empuñadas un número determinado de paraparas. En poder acertar
consiste la gracia de este juego. Pero antes que el trillado "pares o
nones" los muchachos siempre prefieren la variación de "¿Cuántos
besos te dio tu novio anoche?",' "¿Cuántos burros mataron los
italianos?", "¿Cuántos hijos tenía el General Gómez?", "¿En
qué fecha se alzó Ramón Cecilio Farreras?".
Visiblemente
estos pasatiempos están siendo sepultados por el atractivo de otros deportes cibernéticos
más dinámicos y contagiosos.
La
pregunta de ¿Cuántos burros mataron los italianos? Alude al hecho de que
algunos inmigrantes peninsulares de los tiempos de Pérez Jiménez le metían al
pueblo gato por liebre, ews decir, sacrificaban burros para ofrecer en sitio
nocturno estratégicos su carne en parrilla.
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